Los vinos
de Rioja están amparados por la Denominación
de Origen más antigua de España,
reconocida oficialmente en 1926. Desde 1991
ostenta la categoría máxima "Calificada",
y es la única en nuestro país.
Su zona de producción
comprende 139 municipios de las provincias
de álava, La Rioja, y Navarra (sin
olvidar parte de los terrenos del término
municipal de Miranda de Ebro, en Burgos).
Se definen tres zonas: Rioja Alavesa, Rioja
Alta y Rioja Baja.
Rioja Alta: Con un clima continental
moderado, de influencia cantábrica,
el viñedo se extiende sobre terrenos
arcillosos calcáreos de topografía
suave. Destaca la cepa Tempranillo, que proporciona
vinos tintos equilibrados, de atractivo color
rubí, elegante aroma y particularmente
indicados para crianza.
Rioja Baja: El clima y la
fértil naturaleza del terreno proporcionan
muy buenas cosechas, con unas uvas perfectamente
maduras. El clima más seco, de influencia
mediterránea, y suelo arcilloso favorecen
los tintos de Garnacha. Unos vinos francos,
aromáticos y poco ácidos.
Rioja Alavesa: Tierras accidentadas,
calcáreas y muy adecuadas para el cultivo
de la vid de veranos cortos e inviernos templados.
El viñedo se orienta al Sur, protegido
por la Sierra de Cantabria. Esta zona elabora
vinos tintos con la Tempranillo que tanto
jóvenes (de cosechero) como de crianza
alcanzan extraordinarios niveles de calidad.
Sobre la base Tempranillo,
con pequeñas y estudiadas proporciones
de Garnacha, Mazuelo y Graciano se elaboran
los grandes vinos de Crianza, Reserva y Gran
Reserva de la Rioja, vinos equiparables en
su calidad a los más afamados del mundo.
Tampoco debemos olvidar los
blancos jóvenes y de crianza, de calidad
notable, y los vinos rosados.