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Navarra - La ruta de las brujas en Navarra
Viaje a la leyenda
Entre el seis y el ocho de noviembre de 1610, el tribunal de la Inquisición reunido en Logroño condena a cinco mujeres y un hombre, aldeanos todos ellos del entorno de Zugarramurdi , a morir quemados vivos en la hoguera acusados de brujería . Otros cinco penados, que habían fallecido en las cárceles tras padecer tormento, fueron quemados en efigie por el mismo motivo. Este truculento episodio pone fin a más de un siglo de persecuciones contra supuestos brujos y brujas en la mitad norte de Navarra que supusieron la muerte para varios centenares de personas y que llenan las páginas más negras de la historia del Viejo Reino.
El itinerario que aquí proponemos recorre algunos de los parajes donde se decía que los brujos celebraban sus akelarres con el diablo; lugares tocados por el encanto mágico de la naturaleza, en los que ya hoy nadie o casi nadie, cree en maleficios, pero donde la flor del cardo se sigue viendo en la puerta de muchas casonas al igual que antaño, cuando se pretendía con ello ahuyentar los malos espíritus.
La ruta comprende aproximadamente, en función de los recorridos escogidos 340 kilómetros con Pamplona como punto de salida y destino. Realizarlo con un mínimo detenimiento costará al menos tres jornadas. Explicado someramente, arranca en dirección norte por la carretera nacional N-121- A hasta el renombrado Valle de Baztan, vertebrado por la carretera nacional 121 B que nos llevará hasta la frontera de Dantxarinea no sin antes desviarnos a Urdazubi-Urdax y Zugarramurdi (Xareta). Tras visitar la pintoresca localidad gala de Sare, retornaremos a tierras navarras por Bera- Vera de Bidasoa, la primera de las cinco Villas, para seguir después el curso del río Ezkurra por Doneztebe- Santesteban, Ituren y Zubieta hasta Leitza. Desde allí por el alto de Uitzi, nos acercaremos a los Valles de Araitz y Larraun para posteriormente penetrar por Urritza en los Valles de Basaburua Mayor, Ultzama y Odieta. En Ostiz retomaremos la carretera N-121- A por la que regresaremos a Pamplona.
HACIA EL BAZTAN
Dejamos Pamplona en busca de tierras de bosques y prados, básicamente ganaderas y agrícolas. Si nuestro viajes coincide con el lunes o martes de Carnaval, será obligatoria una primera parada en Lantz donde veremos al gigante Miel Otxin quemándose en la hoguera mientras los “Txatxos” bailan un popular “zortziko” a su alrededor. El Carnaval de Lantz representado por los lugareños es una de las manifestaciones folclóricas más antiguas de Navarra y de toda España. El espectáculo puede acompañarse degustando queso de oveja, típico de la zona. Dejamos Lantz para ascender por un impresionante bosque de hayas, dónde la propia naturaleza hace brotar la leyenda al puerto de Belate (carretera antigua) y penetrar en el Valle de Baztán, el municipio más extenso de Navarra, caracterizado por sus pastos siempre verdes, sus recias casonas blasonadas y también por su gastronomía basada en jugosas carnes y ricos postres de leche, entre los que sobresale la cuajada.
Si seguimos por la nacional 121-A hasta Oronotz-Mugaire podremos desviarnos a la izquierda para visitar el Señorío de Bertiz, parque natural de más de 2.000 hectáreas cubiertas de hayas y robles habilitado para el paseo, dónde puede visitarse un completo jardín botánico que oculta rincones plenos de romanticismo. Otra alternativa es desviarse por la carretera que conduce a Berroeta, Anitz, Ziga (magnífica iglesia herreriana, caso singular en Navarra) e Irurita. La ruta pasa por el llamado Mirador del Baztan , desde el cual se divisa una completa panorámica del Valle.
Pero ibamos en busca de brujas. En Irurita se conserva habilitado como vivienda particular el Palacio de Jaureguizar, el mismo, al parecer, que aquel en el que fueron encerradas ocho mujeres procesadas en Arraioz por brujas, tras haber sido acusadas por unos niños convenientemente enseñados por otras mentes más retorciadas. El suceso ocurrió en 1612 y aunque finalmente los tribunales condenaron a los promotores por falsas acusaciones y malos tratos a las encartadas, una de ellas murió a consecuencia del tormento al que fue sometida. Por otra parte, Irurita es famoso por el mantenimiento del juego del guante, modalidad de la pelota vasca.
Más adelante, Elizondo, capital del Valle, presenta hermosas edificaciones, como el palacio barroco de Arizcunenea. Centro comercial, en Elizondo, se celebra cada quince días un mercado ganadero y de alimentación. En fiestas (25 de julio) el son del txistu y el tamboril nos hablarán del rico folclore baztanés mientras vemos bailar la mutildantza. En Aritzkun, la localidad con los aleros más bellos de Navarra se conserva otra antigua representación carnavalesca con el oso (“Hartza”) como protagonista. Un poco más adelante se encuentra Erratzu, célebre por su artesanía de la madera aplicada sobre todo a utensilios para leche y queso como los decorativos kaikus.
La carretera serpentea impenitente hacia el norte. A su izquierda aparece Amaiur-Maya surgida al calor de una fortaleza defensiva de la que hoy apenas quedan unos restos, donde en 1522 los caballeros navarros contrarios a la incorporación a la Corona de Castilla batallaron por última vez por la independencia de Navarra. Un monolito levantado sobre una loma junto a la Villa lo conmemora.
Atravesado el puerto de Otsondo (602 m) desde donde podremos recrearnos nuevamente con el paisaje de Baztán, nos acercamos a la frontera de Dantxarinea. Antes nos desviaremos hasta Urdazubi-Urdax, pequeño pueblo nacido en torno al Monasterio de San Salvador que en sus orígenes fue un hospital dedicado a la atención de los peregrinos que penetraban por este punto en dirección a Santiago de Compostela en la Edad Media. También por estas tierras discurría uno de los ramales del histórico Camino jacobeo. El Abad de Urdazubi-Urdax que fue Señor de la localidad y de la vecina Zugarramurdi hasta 1785, se significó en 1610 por su credulidad ante las historias de brujas que propiciaron la persecución en la región , en contra de la actitud habitual del clero rural, según señala el estudioso Florencio Idoate. En Urdax pueden visitarse unas espléndidas grutas en las que abundan formaciones de estalactitas y estalagmitas.
LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI
En 1610 el inquisidor Alvarado pasó varios meses en Zugarramurdi, obteniendo como resultado cerca de 300 personas presuntamente implicadas en prácticas brujeriles. Cuarenta de ellas fueron llevadas a Logroño, donde estaba constituído un Tribunal del Santo Oficio. 18 encartados admitieron tras penoso tormento haber mantenido reuniones con el diablo, de los cuales ocho fallecieron presos y el resto fueron condenados a la pérdida de sus bienes y a prisión perpetua en la mayoría de los casos. De los 11 procesados que negaron hasta el final las acusaciones del fiscal, seis fueron quemados vivos y los otros cinco que habían fallecido en prisión, fueron quemados en efigie.
En el bello pueblecito de Zugarramurdi hoy ya nadie cree en brujas. Sin embargo, ello no obsta para que los naturales del lugar muestren a los visitantes la grandiosa cueva en la que se celebraban los akelarre diabólicos, los dormitorios de las brujas, la sala del macho cabrío y hasta el confesionario donde las brujas se acusaban de sus buenas acciones ante Satanás. El prado conocido como akelarre, situado a la entrada de las cuevas del macho cabrío, ha visto proyectado su nombre al léxico brujológico. Las cuevas de Zugarramurdi son visitadas por miles de personas deseosas de acercarse a la cuna del misterio. El lugar, de belleza incomparable, sirve de marco cada 18 de agosto para el zikiro-jatea, reunión gastronómica con carnero asado in situ como protagonista .Pero si se quiere revivir el ambiente brujeril, nada como el akelarre un tanto “sui generis” que organizan las gentes del lugar la noche del sábado anterior a la víspera de San Juan (24 de junio) en el que no faltan las brujas, los zampantzarrak de Ituren con sus enormes cencerros y por supuesto, la música autóctona que anima a prolongar el jolgorio hasta muy entrado el día siguiente.
CINCO VILLAS Y EL VALLE DEL EZKURRA
Cruzamos la frontera francesa por Dantxarinea, localidad con abundante comercio orientado en su totalidad al cliente galo, y nos adentraremos en tierras de Labourd hasta el pintoresco pueblo de Sare. La región labortana fue también objeto de una atroz persecución brujeril que deja pequeña a la de Zugarramurdi. En 1609, el inquisidor Delancre llamado por la nobleza local, envió a la hoguera a más de 700 personas en el plazo de cinco meses. En las proximidades de Sare existen también unas grutas habilitadas para la visita.
Bera-Vera de Bidasoa nos abrirá de nuevo la puerta de Navarra a las llamadas 5 villas. Junto a Bera, Arantza, Igantzi, Etxalar y Lesaka, todas ellas embellecidas por un admirable caserío. Recorreremos el valle avenado por el río Bidasoa para visitar con tranquilidad sus lugares. Etxalar es villa famosa por una tradición peculiar de caza de la paloma engañando a las aves con paletas lanzadas desde tierra que les hacen descender y caer en las redes estratégicamente dispuestas entre los montes Larun y Peña Plata.
Continuamos siguiendo el curso del río Ezkurra por hermosas gargantas para conocer una comarca que, como las anteriores, también sufrió los efectos de la “caza de brujas”. En 1525 más de 400 habitantes de la zona fueron reunidos en el lugar de Aurtiz – hoy desaparecido- para que una tal Graciana de Iraizoz, a lo que parece experta en tales asuntos, descubriera quienes de ellos eran brujos con sólo escudriñar en su ojo izquierdo. Una docena señaló Graciana que, si bien hubieron de padecer cárcel y tormento, tuvieron la suerte de topar con jueces benévolos que terminaron por declararlos inocentes. Estaban acusadas de celebrar sus akelarres en el monte Mendaur, uno de los preferidos hoy por los excursionistas. Durante los carnavales y también el 5 de enero, los vecinos de Ituren y Zubieta encarnan el Zanpantzar, tradición folklórica antiquísima en cuyo orígen parece estar la preocupación por ahuyentar los malos espíritus haciendo sonar enormes cencerros ceñidos a la cintura de los mocetones.
LARRAUN Y ARAIZ
La ruta nos conduce a Leitza, localidad industrial famosa por sus hachas, entre otras habilidades artesanas, y de allí, coronando el alto de Uitzi (802 metros) a Lekunberri, donde en 1576 la Inquisición llevó a cabo pesquisas sobre brujos sin condenas conocidas. No sucedió lo mismo en el vecino valle de Araiz, lindante con Guipúzcoa, donde en 1595 se llevó a cabo la investigación iniciada por D. Fermín de Lodosa y Andueza, noble local, a resultas de la cual once vecinos de Inza fueron trasladados a las cárceles de Pamplona, donde tras varios meses de penalidades, fallecieron ocho mujeres entre los 13 y los 60 años. La única mujer superviviente fue absuelta y los dos hombres procesados fueron castigados con el destierro del reino y a 200 y 100 azotes, respectivamente. Hace ya siglos que el Valle de Araiz, situado al pié del imponente escarpe montañosa de las Malloas, ha recobrado la tranquilidad. Una panorámica de conjunto se ofrece desde el pueblo de Albiasu. También existe una buena vista desde Azkárate, en la falda del Monte Balerdi. En Lekunberri se toma la carretera que lleva a la Sierra de Aralar, donde se halla el célebre santuario románico de San Miguel in Excelsis.
ULTZAMA Y ANOCIBAR
Dejamos en Urriza la compañía del truchero río Larraun para recorrer los valles ganaderos de Basaburúa Mayor y Ultzama, en cuyos pastos salpicados de caseríos pa cen vacas, ovejas y caballos, confiriendo una nota bucólica al paisaje. En Ultzama y el vecino valle de Anué prendió la fiebre brujeril en 1575, e incluso los vecinos parece que contribuyeron económicamente para que se realizarán las averiguaciones por parte de la autoridad. Afortunadamente en este caso, las invenciones del hijo del barbero, de 5 años, no fueron consideradas por los jueces que condenaron a tres encausados a multas mínimas. En el veredicto, al parecer, influyó la defensa que de los procesados hicieron varios de sus convecinos menos crédulos.
Peor suerte correspondió a la pobre Mari Juana de Anocibar, pequeña localidad del valle de Odieta que nos encontramos nada más abandonar el de Ultzama. Desde su infancia, Mari Juana había padecido convulsiones epilépticas que no pudieron remediar en ninguno de los varios monasterios que visitó con su padre. En el de Urdax, un fraile le dijo que la causa era la omisión de algunas palabras esenciales por el sacerdote que la bautizó, pero de nada sirvió el rebautizo que realizó en la Trinidad de Arre. De epiléptica a poseída por demonio iba un paso en aquella época acientífica. Así que Mari Juana fue una de las víctimas de la investigación realizada en el valle en 1575 a petición del Abad de Ciaurriz y Anocíbar, junto con un tal Miguel Zubiri y Gracia, una anciana ochentona que murió en la cárcel antes de ser juzgada. Pese a que fueron atormentados con aceite hirviendo en los pies y otros suplicios igualmente crueles, ni Mari Juana ni Miguel admitieron las acusaciones, basadas por lo demás en los testimonios de algunos chiquillos. La negativa, no fue óbice para que se les condenara a morir por garrote en el pamplonés campo de la Taconera y posteriormente quemados. Miguel Zubiri murió en la carcel por lo que sólo fue quemado su cadáver.
Anocíbar constituye el último episodio de esta ruta brujeril que termina tomando en Ostiz la carretera nacional 121-A para regresar a Pamplona.
(Santiago Gómez. Artículo publicado en la Revista TURISMO EN NAVARRA 89) |
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