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Toledo
El casco histórico de Toledo se alza sobre el promontorio que contorneda un gran meandro del río Tajo, rodeando la ciudad al este, al sur y al oeste. Además de la ciudad histórica y sus murallas, poseen gran interés las orillas del Tajo, con sus puentes y puertas, la zona del circo romano y el castillo de San Servando.
Dominada por los alanos, y luego por los visigodos (418), Toledo será la capital de la España visigoda (513), y más tarde sede de la Iglesia de España (siglo VII). En 711 comienza el periodo de dominación musulmana, que durará 300 años, durante el cual convivirán las culturas musulmana, judía y cristiana. En medio de una gran riqueza cultural, se desarrolla el arte hispano-morisco. Después de ser la capital de un reino musulmán independiente (s. X), Toledo es reconquista en 1085, durante el reinado de Alfonso VI. Llega a ser una de las sedes de las Cortes de España y desempeña un papel político de primer orden. Judíos y musulmanes permanecen en ella hasta la expulsión decretada por los Reyes Católicos (1485).
Del siglo XII al XV, el desarrollo de las artes es notable en Toledo, sede de la famosa Escuela de Traductores, foco de cultura y conocimiento de toda Europa durante la época. En el siglo XVI, bajo el reinado del Emperador Carlos I, se le otorga el estatuto de “Ciudad Imperial y Coronada”. Toledo a partir del siglo XVII pasa de ser una ciudad palaciega a ser una ciudad conventual. Proliferan las órdenes y congregaciones religiosas que en la mayoría de los casos estaban financiadas por la monarquía y la nobleza.
En cuanto a su trazado urbano, el plano irregular de Toledo, con sus calles apretadas y tortuosas, sus callejuelas y callejones sin salida, se remonta al periodo árabe. |
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