Todos sabemos que un buen vino mejora si sabemos acompañarlo en la mesa con un plato que potencie sus cualidades pero, tal vez, lo que algunos no saben es que también hay un tipo de copa ideal para cada tipo de vino, ya que la forma y el tamaño de las misma inciden directamente en las percepciones del vino. Básicamente necesitamos tener en casa tres tipos de copas del cristal más fino posible para permitir al paladar comunicarse con el líquido de forma inmediata. Cristal sin color y sin grabaciones ni tallas.
Para la cata de un vino espumoso utilizaremos una copa esbelta y alta, con el borde recto o ligeramente curvado hacia el interior. Nunca debemos usar una copa ancha y baja. Es importante no llenar la copa por completo para facilitar la aparición de la corona de burbujas en la parte superior. Para los generosos y dulces, por su parte, lo ideal es utilizar el clásico catavinos jerezano, cuya capacidad aproximada es de unos 100 cc. Finalmente, para los vinos blancos y tintos, tanto jóvenes como de crianza, se deben utilizar copas transparentes en forma de balón, con los bordes redondeados hacia dentro para no perder los aromas sino concentrarlos.